BROKEN TAKO.

Esta aventura comienza con la edición del libro Historia del Polo en España en 2017, escrito por Elma Caballero y continúa en 2025 con la incorporación de su hija Elma Martel, en un proyecto común del que nace Broken Tako.

Nuestro propósito es ir más allá del ámbito editorial, explorando nuevos sectores y creando colecciones que combinen la visión de ambas generaciones.

El resultado son piezas que fusionan lo clásico y lo moderno, con un estilo atemporal que refleja estilo, creatividad y autenticidad, siempre ligado al mundo del polo, los caballos, los perros y el campo.

Nuestra visión.

Enamoradas de la estética de finales del siglo XIX, en donde emerge la inquietud de escritores, pintores, aventureros, ilustradores, deportistas y un sinfín de artistas, en un mundo en el que la tracción animal era aún protagonista absoluta, en donde el caballo era un animal imprescindible, imagen de fuerza, poder, valentía y nobleza, resurgen en el mundo occidental deportes tan ancestrales como el polo, las carreras de caballos o la caza con perros.

Las ilustraciones de esta época, no libres de cierta excentricidad, pero cargadas de imaginación y autenticidad nos sirven como fuente de inspiración en su reinterpretación by Broken Tako.

Nuestra idea es introducir en pleno siglo XXI, pequeñas pinceladas de esa excentricidad de la época victoriana, con un toque moderno y actual y llevarlo a la calle creando piezas únicas y exclusivas que puedan formar parte de nuestro día a día.

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Historia del polo en España.

A través de las páginas de este libro intentamos dar a conocer a los lectores la historia ancestral del deporte del polo, que desde Mongolia se expandió hasta la India, donde los militares ingleses comenzaron a practicarlo y a reglamentarlo, llegando a convertirlo en el deporte de moda en Inglaterra a finales del siglo XIX, época dorada de la española familia Murrieta, que afincada en Inglaterra fue la responsable directa de que el joven jerezano Pedro Nolasco González, comenzara a practicarlo y contagiara de su afición a sus amigos en el Jerez de 1870, cuando las relaciones comerciales entre las bodegas de Jerez e Inglaterra se encontraban en su punto más álgido.